Paloma Cabeza, la fotógrafa que viste de otra mirada paisajes cotidianos para elevar su belleza hasta lo misterioso

La artista, afincada en Bruselas, expone 15 tomas de sus ‘películas imaginarias’ dando cabida a su Albacete natal

Paloma Cabeza nació en Albacete, pero reside desde hace 12 años en la capital de Europa, donde desarrolla su profesión al mismo tiempo que expone su trabajo.

En conversación con Europa Press desde la sala de exposición The Z Lab, en pleno barrio bruselense de Etterbeek, Cabeza explica una serie de fotografías donde la inspiración le ha llegado al imaginarlas como lugares distintos cuyo hilo conductor es que todos ellos «podrían ser escenario de una película de cine».

Bajo el título ‘Escenas de Películas Imaginarias’, la intención ha sido crear con su cámara «momentos que pueden ser muy misteriosos» pero con la nota en común de que «cualquier momento de la vida real» puede reproducirse en ellos.

Expone que durante muchos años «en la fotografía se ha llevado una estética muy controlada» con modelos, estilismo e iluminación encaminados a conseguir una fotografía «bonita y perfecta», pero que pese a su belleza y perfección, «son bastante frías».

Ahora Cabeza propone lo contrario, ya que, «en la vida, con un ángulo diferente o sabiendo mirar, también puedes encontrar lugares que parecen anónimos pero tienen mucho encanto o están llenos de misterio».

La exposición se apoya además con el texto de Andrea Furlan, un escritor de relatos cortos de lengua italiana que ha acompañado las imágenes con sus letras, conjugando una simbiosis hacia diferentes géneros, desde el ‘film noir’ hasta una historia fantástica pasando por «thriller a lo Hitchcock».

Como ambición, pretende la fotógrafa invitar al espectador a «un viaje donde cada fotografía evoca escenas de películas que nunca existieron» a través de paisajes enigmáticos, con tomas que «capturan momentos suspendidos entre la realidad y la ficción, como fragmentos de películas olvidadas o que nunca se rodaron».

Sombras profundas, luces sutiles y horizontes brumosos crean una atmósfera cinematográfica, donde cada imagen cuenta una historia, dejando que el espectador la imagine. Los paisajes misteriosos se convierten en personajes por derecho propio, manteniendo la duda sobre lo que podría ocultarse fuera de la pantalla o justo después de la siguiente toma.

La exposición explora la idea de lo no dicho, lo no mostrado, recordando la estética del cine negro o de las historias fantásticas. Las escenas parecen provenir de una memoria colectiva del cine, pero siguen siendo indefinibles, como fragmentos de un sueño.

La serie celebra la idea de que la vida misma es una serie de tomas cinematográficas y que todo depende de cómo elegimos mirarla.

Es una invitación a percibir la magia que se esconde en el día a día y a leer en la mente tejer historias a partir de estas instantáneas que reinventan la idea misma del cine, sin artificios ni escenarios previos.

Paloma Cabeza recaló hace décadas en Bruselas tras estudiar periodismo, haciendo de la capital belga su hogar. Aunque nunca había hecho hueco a Albacete en sus fotografías, tras su último regreso a su ciudad encontró algo de exótico en los paisajes que ofrecía.

En una muestra de 15 fotografías da cabida entre todas sus escenas a dos instantáneas de Albacete, una de ellas con una gasolinera de carretera abandonada, que según apunta, podría asemejarse a una escena del lejano oeste o incluso «ser el comienzo de una película de Almodóvar».

«De repente he descubierto que me encanta un secarral y sus atardeceres en los cielos de Albacete, y desde ahí, ahora quiero hacer una serie que sea solo de La Mancha», indica, con la esperanza de poder exponer su trabajo en su tierra en el corto plazo.

Una muestra en Bruselas que se puede ver hasta el 29 de octubre, en una sala que ocupó un antiguo laboratorio y que lleva ya un cuarto de siglo abriendo sus puertas a la cultura.

Más allá, Paloma Cabeza cuenta con otro espacio expositivo con arte colgando de sus paredes en Bruselas, en la sala de Seed Factory. Una muestra colectiva con el agua como premisa en la que aporta su particular punto de vista con una serie denominada ‘Pastel Beach’.

Tal y como la define a través de su portfolio, el «cóctel pop» que ha ofrecido con esta propuesta radica en la «alegría, frescura y explosión de color», con «diferentes lugares junto al agua que invitan a una mirada apasionada para interactuar con la naturaleza».

Los planos contrapicados y la deliberada sencillez de la composición «crean ventanas hacia un mundo fantástico, un mundo de ligereza y alegría de vivir» dentro de esta muestra.

Como fotógrafa, presenta su trabajo argumentado su propia visión de espacios y retratos, desde el punto de partida de que todo el mundo tiene un lado que sueña, imagina y crea, un lado artístico que siempre ansía salir a la luz.

Con esa premisa, a través de sus retratos e interiores intenta ayudar al protagonista de la imagen a encontrar ese lado interior. «Quiero crear escenarios originales y únicos que se relacionen contigo. Crear esa imagen en la que veas reflejado tu mejor ‘yo’, tu ‘yo’ artístico», explica en su página web. Y todo ello creando «escenas divertidas, bohemias y con estilo» generando momentos únicos para dejar salir el lado artístico de quien posa.